lunes, 10 de diciembre de 2012


Sobre la interminable guerra de los sexos

Tema que genera controversia sobre todo cuando hablamos de esa histórica competencia por el lugar que ocupa la mujer, conocida como el sexo débil, ¿Porque débil? ¿La mujer es frágil? ¿La mujer es más sensible que el hombre? No contestará a ninguna de estas preguntas porque sería un cuento de no acabar, lo que si puedo decir es que escuchar conversaciones intensas acerca del tema es una delicia. Un sabor agridulce y picoso en el que me gusta escuchar observar y no tomar partido, como cuando somos conductores designados y solo observamos las tonterías y locuras de quienes están alcoholizados.

Y es precisamente el alcoholismo uno de  los estandartes milenarios del macho que hoy adoptan las mujeres como símbolo de libertad, de dominancia, no, no hablaré de moral, de lo que es correcto o no. Finalmente cada quien hace con su vida no precisamente lo que quiere si no lo que más le conviene, no obstante, el respeto hacia el sexo que llaman débil precisamente se esta debilitando. Muchas veces reflexiono y analizo el papel de la mujer en el mundo, ¿No será que la mujer fue creada con un fin sagrado que va más allá de tentar al hombre? Absurdamente se nos ha culpado de tener una influencia poderosa en el hombre para actos negativos pero que hay de aquellos actos positivos en los que ha sido participe la gran mujer detrás del hombre, tanto en el ámbito político, científico, filosófico etc.  No será que la posición que peleaban las mujeres de antaño no era ser tratadas como a los hombres, si no, ser respetadas como lo más sagrado y no como el objeto, pero parece que en nuestra lucha mal enfocada conseguimos ser exactamente eso, un objeto que adquirió el apellido  “desechable”. Ellos perdieron los detalles, nosotros la cordura, ahora el arte de amar se ha vuelto casi imposible de dominar, ese amor donde la mujer era comprensión el hombre era protección. En verdad, toda la vida he sido feminista, desafortunadamente en Latinoamérica se ha dado otro enfoque a la liberación femenina, se ha tomado lo superficial de la ideología, pero se ha perdido lo fundamental y profundo que es la proclamación de nuestros derechos como individuos. En esta reflexión solo puedo invitarte a que seas tú misma la precursora de tus derechos y seas tú también quien promueva el respeto hacia ti, las mujeres que te rodean y los hombres que también merecen respeto, dirígete a ellos como te gustaría que se dirigieran a ti. Fácil y sencilla es la convivencia entre los seres humanos si ponemos en práctica el respeto y la tolerancia.

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