Sobre la interminable
guerra de los sexos
Tema que genera controversia
sobre todo cuando hablamos de esa histórica competencia por el lugar que ocupa
la mujer, conocida como el sexo débil, ¿Porque débil? ¿La mujer es frágil? ¿La
mujer es más sensible que el hombre? No contestará a ninguna de estas preguntas
porque sería un cuento de no acabar, lo que si puedo decir es que escuchar
conversaciones intensas acerca del tema es una delicia. Un sabor agridulce y picoso
en el que me gusta escuchar observar y no tomar partido, como cuando somos
conductores designados y solo observamos las tonterías y locuras de quienes
están alcoholizados.
Y es precisamente el alcoholismo
uno de los estandartes milenarios del
macho que hoy adoptan las mujeres como símbolo de libertad, de dominancia, no,
no hablaré de moral, de lo que es correcto o no. Finalmente cada quien hace con
su vida no precisamente lo que quiere si no lo que más le conviene, no
obstante, el respeto hacia el sexo que llaman débil precisamente se esta
debilitando. Muchas veces reflexiono y analizo el papel de la mujer en el mundo,
¿No será que la mujer fue creada con un fin sagrado que va más allá de tentar
al hombre? Absurdamente se nos ha culpado de tener una influencia poderosa en
el hombre para actos negativos pero que hay de aquellos actos positivos en los
que ha sido participe la gran mujer detrás del hombre, tanto en el ámbito político,
científico, filosófico etc. No será que
la posición que peleaban las mujeres de antaño no era ser tratadas como a los
hombres, si no, ser respetadas como lo más sagrado y no como el objeto, pero
parece que en nuestra lucha mal enfocada conseguimos ser exactamente eso, un
objeto que adquirió el apellido “desechable”.
Ellos perdieron los detalles, nosotros la cordura, ahora el arte de amar se ha
vuelto casi imposible de dominar, ese amor donde la mujer era comprensión el
hombre era protección. En verdad, toda la vida he sido feminista,
desafortunadamente en Latinoamérica se ha dado otro enfoque a la liberación
femenina, se ha tomado lo superficial de la ideología, pero se ha perdido lo
fundamental y profundo que es la proclamación de nuestros derechos como
individuos. En esta reflexión solo puedo invitarte a que seas tú misma la
precursora de tus derechos y seas tú también quien promueva el respeto hacia
ti, las mujeres que te rodean y los hombres que también merecen respeto, dirígete
a ellos como te gustaría que se dirigieran a ti. Fácil y sencilla es la
convivencia entre los seres humanos si ponemos en práctica el respeto y la
tolerancia.
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