sábado, 1 de diciembre de 2012


De los pasos en falso y algunas caídas aparatosas…

 


Esa sensación tan peculiar y humana de haber tomado un mal camino y tropezar, llevarse un duro golpe y descubrir que lo que nos duele más no es el terrible raspón de la rodilla, si no las miradas enfocadas en la escena chusca, las sonrisas escondidas de los más discretos y algunos murmullos que se limitan a preguntar  si te encuentras bien cuando es evidente que no, pues acabas de hacer el ridículo ante un grupo de gente desconocida, que además tu ves como si fuera todo el mundo atestiguando tu brutal caída. Esto en el mejor sentido de que no hayas mostrado algo más que bizcos mientras tratabas de que el golpe contra el piso, fuera menor.
 ¿Cuantas veces te sentiste así en el precipicio cuando solamente descendiste a menos de un metro de donde estabas? Las situaciones cotidianas son exactamente así, siempre doliéndonos más lo que otros piensan de nosotros, nos vestimos para agradar o para desagradar a terceros, pero a veces no damos gusto a quien esta en nuestro espejo a quien nos dice, “Mírame, hoy amanecí otro día para ti” Y es ahí donde empiezan algunos disfraces que una vez poniéndonos son difíciles de quitar, a menos que estemos conscientes de que esos disfraces son para reinventar y no para ocultar lo que somos en esencia, íntegros.
 
Volviendo al tema de los tropiezos, no hay uno peor que negarse a si mismos tratando de aparentar algo que no se es, de competir con otros como si no hubiera más pan para compartir. El ser es único en toda la extensión de la palabra incluso en su forma de cometer errores, por que nadie hace lo mismo que otro con la misma exactitud, entonces cuando caes asegúrate de levantarte con tu propio estilo, de reírte de aquello que no salió bien y volver a comenzar, finalmente aunque ames lo que haces puedes equivocarte pero si sabes reconocerlo y volver a comenzar la misma pasión con la que lo intentes te puede llevar a la perfección.

 
Todos somos diamantes en bruto, a veces con formas extrañas y poco comunes, pero finalmente los más convencionales suelen ser los más admirados y codiciados. Si un día llegases a tropezar, levántate con la frente en alto y sonríe si así lo sientes, algo grandioso esta por venir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario